Estuvimos dos noches en este Hotel.
La primera imagen que tuvimos al llegar a este fue la del encargado/dueño discutiendo por teléfono y haciendonos la ficha de visita mientras hablaba.
Las instalaciones son bastante viejas, tiene un olor peculiar, el suelo cruje y al llegar a la habitacion escuchas todo lo que hacen los vecinos de las habitaciones colindantes, y un timbre de telefono que suena durante todo el día, sin embargo, al llegar a la habitacion, lo primero que nos dijo el dueño fue que intentasemos no bañarnos a partir de las 11 por el ruido, lo cual me parece contradictorio. (A parte, como todos sabemos, cuando estas de vacaciones, te pasas el día caminando y llegas tarde a la habitacion, te apetece ducharte a la hora que sea.)
Lo peor fue, que cogimos la opción con desayuno, el cual nos costó 18 € de más entre los dos. Cuando llegamos preguntamos al dueño como funcionaba y si podiamos repetir, nos dijo que si, y que se servia entre las 8 y las 10 de la mañana. Para nuestra sorpresa, al dia siguiente, nos sirvieron un zumo de naranja, nos preguntaron si queriamos un café, colacao, té.. Y dos tostadas, sin opción a otra cosa, ni a repetir. Lo cual por 4'50 por desayuno/persona nos pareció lamentable. Sin comentar, que el último día, bajamos a desayunar a las 9:35 y nos pusieron malas caras y nos dijeron que era tarde para darnos el desayuno porque estaban recogiendo la cocina... Al final nos lo sirvieron, como si nos hiciesen un favor, cuando encender un tostador no cuesta nada... A todo esto, en nuestro mensaje de reserva del hotel ponía que podiamos bajar 15 minutos antes del cierre y el dueño nos llevaba la contraria abiertamente.
Sin duda, si volvemos a Salamanca, no volveremos a este hotel.